sábado, 25 de enero de 2014

Sofía y Julia, en un beso de semen sellarían su amistad

Sofía en su tarea evangelizadora buscó la forma de acercarse a la bella compañerita de escuela Julia, y muy pronto se volvieron amigas, y algo más. Según le contó una vez en un recreo entre las larga horas de estudio en casa de Sofi durante ese mes, Juli a su novio, no hacía más que chuparle la verga a ese, y ni siquiera le tragaba el semen. Sofía incrédula  no quiso hacerla sentir excesivamente estúpida a su nueva amiguita, así que no le contó de lo que ella hacía, y en cambio le contó que ella también sólo mamó una o dos pijas, y pero que le encantaba tragar la leche. Así se conocían, estudiando y entreteniéndose esas lindas jovencitas en esas sesiones de estudio previas a los duros exámenes que les esperaban.
Una de esas noches Julia se quedó a dormir en casa de Sofía, juntas se quedaron a estudiar hasta empezada la madrugada, momento en el cual exhaustas juntas se fueron a dormir. Qué amorosa escena esa de las dos nenas desvistiéndose juntas, mirándose sus bombachas bien metidas en el ojete, sus corpiños atrapando esas tersas y deliciosas tetas de pendeja. Así se acostaron y, cuando parecía que ambas se habrían dormido, Sofía se levantó y silenciosamente salió al luminoso pasillo, dejó cuidadosamente la puerta de la habitación entreabierta, de modo tal de que, como finalmente pasó, Julia pudiera verla a ella desayunando del modo más dulce y nutritivo.
Julia miraba desde la cama por entre la puerta semicerrada a una Sofi misteriosamente en el pasillo, como esperando algo, tocándose la conchita y el orto, En el otro extremo del pasillo, de la habitación del padre de Sofía salía de la pieza matrimonial el señor Tomás que fraternalmente llegó con Sofía y le beso la frente, luego ella entre risitas y sonrisas, arrodillándose engulló una gruesa verga endureciéndose para su deleite. Y, si bien hacían todo eso del modo más calmo posible, el ruido de la garganta castigada y del fluir de esa gruesa pija en la boquita llena de saliva de Sofi, era indisimulable. Y Julia pronto estuvo presenciando a través de la puerta entreabierta a su amiga siendo culeada por la boca por su padre, y Julia se calentaba y tocaba incrédula de lo que veía: esa enorme masa de carne alimentándo a su amiguita feliz…
Y entonces Tomás se dispuso a pajear duro su verga dentro de la boquita que completamente abierta, esperaba ansiosa su premio, y fue así como pronto la boca de Sofi estuvo llena de semen paternal que al instante tragó. Luego lamió la pija, la dejó limpita, y agradeció sonriente, así arrodillada como estaba, a su padre. Él fue al baño, ella volvió a la cama a acostarse junto a su amiga que recién se había acomodado como haciendo que nunca había visto nada y que sólo dormía.
Sofía, juguetona, entonces llevó su manito a la concha de Julia haciéndose la dormida, que al instante reaccionó cerrando su piernas, pero ya era tarde: Sofi había sentido esa frutita humeda y caliente y estaba jugando con sus dedos para calentar la concha excitada de su amiga mirona, su amiga mirona y bien caliente y deseosa de pija. No aguantando más y no pudiendo resistirse terminaron besandose las dos, Sofi compartiéndole de el semen que hace instantes el papá le había regalado; Julia excitada saboreando por vez primera a su amiga, al semen delicioso y divino, y esa situación increíble.

Compartiendo semen en un beso: amor de amiguitas <3

Así fue como Sofía desnudó las tetas de su amiga luego, se las besó y lamió con dulzura mientras le trabajaba con ahínco la concha jugosa a Julia, la concha y el ojete apretadito y ultra virginal. De las tetas bajó con sus besos a la pancita de su amiga, de ahí fue a la vagina y la lamió y cogió con la lengua hambrienta de concha virgen, aprovechando el jugo vaginal y su saliva para lubricar un orto que dedeaba ansiosa mientras se comía a su amiguita July los labios vaginales y los pliegues de una vagina deliciosa y caliente; a una July que gemía con desesperación y profunda excitación…De la concha Sofi llevó su lengua al ojete de July y así se la culeó metiéndole la lengua en la cola apretada, en ese delicado esfínter de nena. “En ese amanecer le enseñaría tantas cosas a su amiga” pensaba Sofi lamiendo un ojete rosadito y apretado, un ano que de a poco se relajaba y pedía más amor mientras la concha no dejaba de mojarse…

July iba a acabar tantas veces como nunca lo había hecho, iba a aprender tantas cosas en esos días, y sabía que Sofía era un poco su dueña luego de esos momentos en los que terminarían desnudas y abrazadas, disfrutando, July de un nuevo amor, y Sofi de una deliciosa mascota que volvería la mejor de las putas.Muchos juguetes anales, cargas de semen y vergas habrían en esta dulce historia de amor, familia y amistad…

miércoles, 15 de enero de 2014

Mica y su duro analista: una curiosa sesión anal

— Listo Mà, no me vengas a buscar porque después de la sesiòn voy a casa de Pili a estudiar.
Así dijo Micaela saliendo a toda prisa del auto y yendo al consultorio de su “doctor” (así lo llamaba la muy putita). La vieja se quedó en el auto un instante más viendo como su hijita entraba al departamento del psicólogo; estaba sonriente, satisfecha de todo lo que había progresado su hija hasta hace poco tiempo continuamente triste.
Mica llegó al departamento, llamó por el portero y entró al edificio. Subió al ascensor, se sacó la bombachita que bien metida en el culo tenía, la guardó en su mochila y llegó al piso de su analista. Sonriente tocó la puerta, Tomás le abrió, le dió un beso y un saludo de cortesía, comprobando que no haya nadie más en el pasillo. La invitó a entrar, cerró la puerta y al instante después de darse vuelta a seguir charlando con su paciente, ella ya estaba arrodillada, sonriéndole cariñosa y tiernamente. Él supo que tenía que hacer, y desabrochándose el cinto, bajándose el cierre y luego el pantalón y el canzoncillo, le pasó la pija por los labios de esa nena hambrienta pidiendo verga, por los labios mojados de Mica le pasó el pene endureciéndose, por sus mejillas, por su frente y una vez que ya estaba más dura, se la metió en la boquita para que ella se calle y mame diligentemente. Micaela supo lamer y jugar con esa gruesa pija en sus labios, en su lengua, en sus mejillas; y así llenó de baba la tiesa verga, la tragó hasta la garganta, se atragantó de verga y lo disfrutó como la mejor de las putas, siempre mirando a los ojos de su analista, que le acariciaba —le tiraba— el pelo, y le decía tiernas palabras de aliento, mientras se reía lascivamente: “hasta el fondo, puta de mierda tragaleche, daleee, me gusta cuando te atragando tanto que te lagrimean los ojitos...”.
Tomás tomándole del pelo la cabeza a Mica la alejó de su verga empapada en saliva y flema, se sacó el pantalón y se fue al consultorio para que ella venga a tener su sesión, la dura sesión anal que le esperaba a Mica. y Mica luego de sacarse su remerita y quedar en tetas, fue en cuatro al consultorio, cuidando de que la pollerita esté levantado y así su analista pueda ver su orto y el juguete con el que había estado divirtiéndose por la cola.
Ya en el consultorio  el doctor inspeccionó a su paciente y pajeándose, le preguntó cómo habìa estado su semana; “la misma mierda que siempre, doctor” le dijo Mica mientras Tomás le sacaba lentamente el grueso juguete anal enmantecado que Mica tenía en el orto. Al instante el analista se lo dió para que mame a Mica al, calentito aún, consolador que recién le sacaba del culo.
“Saboreá tu ojete, mi nena puta hermosa” le dijo Tomás a su paciente, y sin dejar de pajearse, le lubricó el orto ya dilatado, se lo dedeó y disfrutó bien, le quitó su piollerita, y se dispuso a culear a esa nena hermosa que venía a tratar sus conflictos con él, y se llevaba el culo roto, la pancita y el recto llenos de leche nomás…
Y el analista sin pausa le pasó la verga por la concha mojadita de Mica, una y otra vez, para luego puertearle ese orto receptivo y sin mayor preámbulo, culeárse a la paciente muy putita que felizmente tenía. “Sí doctor, rómpame el culo, plisss, mmm, sssí” dijo Mica feliz y algo dolida por lo hondo y dilatante que estaba llegando esa gruesa verga; “cojeme bien la colita papi, bien duro papiiii” decía desaforada Mica.

Y Tomás tomaba esos gluteos mientras bombéaba ese culo divino y eloquecía de amor por esa tremenda puta adolescente, y más duro se la enterraba, gozando del modo en que Mica gemia y pedía más y más culeo, más y más verga.
No pudiendo aguantar más, sendos chorros de semen empezaron a invadir ese ojete, una tras otra carga de leche de pija, Mica sonreía y tenía un orgasmo, “sí, papiii, llenáme la colita de deliciosa leche” decía…
Y en ese instante en que las últimas eyaculaciones llenaban la colita de Mica, alguiien abrió la puerta del consultorio..
Mica miró sorprendida, así de espaldas como estaba; Tomás miró hacia la puerta también mientras procuraba terminar de eyacular toda la leche que tenía para ese ojete apretadito; desde la puerta la madre de Mica miraba sin poder creerlo: “se estaban culeando a su hija, su analista le estaba rompiéndo el ojete, esa enorme verga estaba bombeándole el culo a su nenita”, todos esos pensamientos pasaron por la cabeza de la vieja mientras miraba..
¿Cómo seguirá esta sorprendte historia de salud mental, de culitos rotos de niñas tristes y de analistas irresponsables? ¿Por qué volvió la vieja aún cuando le había dicho que no venga a joder? Aaah, lo sabremos en el siguiente capítulo...

sábado, 11 de enero de 2014

Lucía quería amor por la cola


Contaremos en esta ocasión el caso de Lucía que por ser una de las más jovencitas de las que estuvieron en  aquel encuentro de aprendizajes, representa uno de los casos más conmovedores y no por ello menos puta, culeadora y tragaleche. Ella había vuelto de aquella experiencia extraordinaria en casa de sus primos, donde pasaba semana santa, razón por la cual había tenido frecuentes culeos duros y lechosos, que supo disfrutar y tragar con gran alegría. Y no fueron sólo sus primos quienes le disfrutaron su tierno, apretadito, caliente ojete, sino amigos de los mismos, y un tío que no se resistió a las provocaciones que Lucía sabía realizar para cumplir con sus deberes anales; ya sea dedicándose a limpiar el piso estando en cuatro con un shorcito bien metido en el orto, y sin bombacha, o bañándose en la laguna con una bombacha que al instante dejaba traslucirse un ojete receptivo y deseable que no dejaba de enseñar. Y ella lograba su deber. De un tiempo a esta parte sin embargo, desde la vuelta de esa semana de vivencias de amor, amor anal y familiar, no había tenido oportunidad de que le masajeen su colita con verga, y eso la tenía angustiada. Lucía iba entonces camino a la escuela aquel martes por la mañana, y yendo con su mano entre las piernas acariciándose inconcientemente ahí, había notado como un corpulento negro la miraba insistentemente desde unos asientos de distancia, incluso palpandose el bulto de vez en cuando. Y ella no pudo sino levantárse de su asiento, e ir a estar de pie junto a el tipo que la miraba insistentemente, no quedaban ya lugares y dificultosamente pudo llegar ahí; y no estaba para nada no nerviosa, pero era su deber disfrutar la pija que estaba calentando. Así, el negro algo sorprendido, exploró a la colegiala que tenía a su lado, y notó como Lu lo miraba desde un poco más arriba, de pie junto a él, mordiendose despacito el labio inferior mientras miraba los ojos y el bulto endureciéndose entre las piernas del negro. El tipo entonces le ofreció el asiento a la nena Lu, tomándola de la pierna, poniéndose de pie y sin decirle una palabra guiarla a que se siente, a lo que Lu, dócil, accedió quedando con la verga del negro engrosándose bajo el pantalón frente a su carita, muy cerca de su carita. Lu algo sonrojada se levantó la falda para enseñarle al negro que estaba sin bombacha, para enseñarle al negro esa conchita blanca, depilada y virginal, mientras lo miraba a los ojos codiciándola, sobre ella. El negro no aguantaba las ganas de desnudarse su verga y llenarle de pija la boquita a esa puta colegiala, pero debía contenerse en ese colectivo lleno y en cambío le acerco al oído de Lu y le susurró “vos venís conmigo, puta”, tomándole luego la manito, y silenciosamente guiándola hacia la puerta del colectivo donde juntos bajaron en la siguiente parada. El negro le tomó con fuerza la manito a Lu y la arrastró hasta un edificio al que subieron hasta el piso 3. Poco se dijeron entre ellos, pero el negro no dudaba en apoyarla y manosear a Lu en cuanta oportunidad tuviese. En el ascensor el negro le manoseo profundamente el orto y la vagina a Lu y ella le lamío le cuello, mientras le palpaba la verga dura como piedra. Al salir del ascensor caminaron desde el asensor hasta la cuarta puerta en la que entraron y el negro tomo el pelo de Lu y la llevó a estar de rodillas frente a él,.se bajó el cierre, desabrochó el cinto y abrío el pantalón para dejar ante la carita y hambrienta boca de Lu, la enorme pija caliente, que no dudó ella en engullir hambrienta, mientras el negro le tomaba del pelo para cogerla más eficazmente por la boca. “Dale, nena re puta” decía cariñoso el negro y Lu era feliz siendo atragantada con pija gruesa, dura y larga, mientras la cogía por la garganta, el negro desnudaba a fuerza de tirioneos y rajados, el cuerpo de la nena que sólo quedó con sus medias de colegiala. Sacándole la verga de la boquita junto con una densa y caliente baba, puso de pie a Lu frente a él, evaluó a su presa y disfrutó ese cuerpo de colegiala, perversamente sonriente, la tiró de espaldas en la cama, le ordenó que esté en 4 y luego de una lubricación que al instante descubrió era innecesaria, porque esa puta venía ya enmatecada, procedió a culearse a la colegiala, sin piedad y hasta el fondo mientras Lu gozaba, gemía y le agradecía a ese amable señor.
Colegiala y el amor anal

Luego de esa profunda culeada el negro sacó la pija de ese apretadito ojete, disfrutó la vista de la dilatación rosadita, y ordenó a Lu que se de vuelta, vuelva a la verga, y le mame la pija para que saboree así su pija endulzada con su colita de puta. Lu alegre y entusiasta accedió y fue a chupar esa gruesa, venosa y gentil pija; luego de intensas lamidas chupones y atragantamientos, fue turno del negro para que se acueste, y de Lu para que cabalgue ese tiensa pija metiéndosela en la colita mientras se acariciaba las concha intensamente mojadita, dilatada y caliente, mientras le sonreía entre gemidos al negro que tan bondadosamente se la cogía por la colita. 
Con un ágil movimiento y tomándola por la cintura a la nena, el negro dispuso la carita de Lu frente a la pija para que le de los chuponeos necesarios para alimentarla bien con semen. Lu agradeció pero con la boca llena de salivita y flema poco se le entendió, luego de la amorosa mamada, ayudada con la tomada del pelo que le brindaba el negro a la nena, le acabó sendas cargas de esperma en la boquita de Lu, que no dudo en tragar mientras al instante siguiente lamía la pija para dejarla brillante, y, ojalá, volverla a endurecer. 
Pero el negro corrió a Lucía de su pija y la dejó acostada en la cama, saboreando el semen en sus labios, masajeándose sus tetas y concha y su recientemente gloriosamente trabajado orto. El negro le besó la frente a Lucía, le escupiò la carita, y se fue a duchar. Y Lu lo espero en la cama, en cuatro y ensalivándose el ano para darle una cordial bienvenida a la vuelta: qué escena amorosa y de re puta era esa de Lu, sonriente mojandose el orto. 
Así empezaba una larga historia de amor….

martes, 7 de enero de 2014

Caro y su novio le dan una lección a Flopy

Florencia no dejaba de llorar, y su amiga Carolina trataba de consolarla, no sabiendo ya cómo detener el llanto de su amiga y ya algo cansada, tuvo una idea algo loca.
Carolina había estado en aquel encuentro de cientos de jovencitas de alrededor del mundo con su amo y tenía urgentes deberes anales que cumplir. De hecho su novio estaba por llegar y su ojete no daba más por tener esa gruesa pija en él.
— Flopi, tengo una idea para que te sientas mejor…
— Je… qué estás pensando Caro - dijo su llorosa y moquieta amiga- ¡No pienso llamarlo a Juan de nuevo!
— Jaja, no, tontita… mi idea es otra…
Y aquí Caro, con la carita más tierna, y con la voz más pausada y dulce posible, le contó su idea a Flopi que atendía con gran atención e interés.
Y en este momento tocó la puerta alguien, Caro miró sonriente a Flopy, y luego fue a abrir la puerta. Entró el novio de Caro y tomó asiento en el sillón frente a las chicas, que lo miraban con un nuevo interés y picardía.
— ¿Qué les pasa pendejas de mierda? - Dijo el novio de Caro.
— Flopy quiere probar tu verga, Lucas… - Dijo Caro a su novio mientras metía dos dedos en la boquita de la sonrojada Flopy.
Lucas sin mediar pausa y murmurando “jaja, qué pendejitas re putas” se puso de pie y acercándose a Flopy mientras se bajaba el cierre del pantalón y desnudaba su pija ya amorcillada frente a esa carita llorosa, y la acariciaba con la verga tiesa.
Y Lucas pasó su pija por la carita sonrojada y antes llorosa de Flopi, por los labios tímidos de esa nena sensible, hasta que dijo: “abrí la boca, pendeja re puta”, y ella hizo caso y engulló toda esa verga inmensa aún endureciéndose. Y Caro miraba orgullosa su obra y pupila, y se tocaba la concha y dedeaba el ojete con sus dedos salivados al ver a su novio alimentando a su amiguita, su amiguita con el corazón roto.
Luego de un rato de cogida bucal, Lucas invitó a Caro a que se la mamen las dos, “vení mi puta tragaleche y hermosa, hay para las dos”. Feliz, Caro se sumó a Flopy y mamaron esa pija juntas, ensalivándola completamente mientras él las cogía profundo oralmente.
Caro, miró a Lucas de repente y entre ellos sabían qué debían hacer… Caro le quitó la pija de la boca a Flopy, la desnudo rápidamente, y la invitó a ponerse al borde del sillón, en cuatro y con el orto bien el pompa. Caro le dió unas pasionales mamadas a la pija de su novio, y al instante le metió profundo la lengua en el orto de Flopy, le saboreó esa estrellita anal apretadita, y se lo ensalivó profundamente.
Le dió otra chupada a la verga, la empapó en saliva y flema y no aguantando más, Lucas le puerteó el ojete a la virginal Flopy, e inmediatamente le enterró la pija, una y otra vez profundo en ese dulce ojete, bajo la estricta supervisión de Caro que no veía la hora de saborear esa verga saborizada a orto virginal.


Flopy no dejaba de gemir y sufrir dulcemente esa ernorme verga que, rompiéndole el culo, le hacía olvidar que otro le había roto el corazón.
Y Lucas sacó la verga de profundo de esa colita y se la enterró profundo en la boquita de Caro…
El amor anal había sumado a otra fiel, y Lucas no dudó en felicitarlas “pendejas culoroto, qué re putas que son, diosss”. Caro se puso en cuatro junto a Flopi, esperando su turno de culeo mientras se besaba con su amiga en esa dulce postura de puta, de entrega total.
Luego de sendos bombeos anales de esos preciosos ortos, Lucas acabó toda su semen en el culo recientemente virginal de Flopy, y Caro fue al instante a rescatarlo, chupando la piel de esos cachetes, ese esfinter estrellado y marroncito, ese ojete rosadito. Y lo bebió todo, mientras Flopy fascinanda disfrutaba esa nueva lamida y lengueteo, ese disfrute anal higiénico que le brindaba ahora Caro.

Carolina y Florencia, juntas, tenían mucho más por delante, y por detrás gruesas vergas, en el futuro.

lunes, 6 de enero de 2014

Mariana aprende mucho yendo al trabajo de papá

Mariana de un tiempo a esta parte había empezado a ir a la empresa de su papá, pasaba una hora o cuarenta minutos haciendo como que le interesaba el tema de las cuentas de la empresa en el sector contabilidad. Cuando la vieja que la debía guiar se distraía ella se escapaba a lugares más interesantes, tales como producción, cuyos obreros de a recreos individuales en la jornada, sabían darle verga por la boca a una Mariana feliz con pija en su boca y garganta. Y sí que sabía tener pijas en su cuerpo adolescente ella, ya sea en aquellos recreos de cogida oral individual, o en la hora del amuerzo, cuando grupalmente la honraban, ya que los operarios se juntaban a culearla en el comedor de la empresa, a llenarle la boquita y el ojete de pija a Mariana, para felicidad de esta jovencita que sabía beber abundantes cargas de leche, caliente y espesa, ya sea por su boquita, o por el ojete. Es sabido que Mariana se resistía a coger y lucía una dulce concha virginal; “cuando me case” decía seriamente ante los pedidos insistentes, causando la bronca, la bofetada, la risotada, la escupida o la cogida bucal inmediata y silenciadora de su interlocutor, que, hay que decir, por lo general no ponía mayor reparo y se la cogía duro ya sea oralmente, o analmente. Ese fantástico ojete apretadito sabía recibir de a dos vergas por vez en ocasiones, tal era el éxito y el aprecio que generaba Mariana.
Ah, Mariana, la hija ejemplar del jefe, era también una ejemplar puta para aquellos obreros que en la hora del almuerzo sabían llenarla de verga por culo y por la políglota boca tragaleche.
Mariana volvía luego de esas extenuantes experiencias de vida a la oficina de su padre, no sin antes pasar por el baño, enjuagarse el semen de las tetas, la carita y el ojete, de cagar la leche que haya quedado en su colita; y de ponerse la muda de ropa limpia que traía en el bolso.
“Te veo cambiaba” le dijo en una ocasión el padre, y ella sonrío y le dijo “sí, papí, estoy aprendiendo mucho”.

sábado, 4 de enero de 2014

Micaela en terapia anal

La vieja acompañaba a su bella, coloradita y tetona hija Micaela al consultorio del especialista; la jovencita de muy mala gana había accedido a ir. El psicólogo abrió la puerta de su consultorio, recibió a la señora y a la chica. La vieja se quedó en la sala de espera y Mica y su tratante, pasaron al consultorio de los saludos de cortesía.
Micaela estaba con un vestido negro que más hacía resaltar su piel lechosa, con su pelo recogido; claramente había estado llorando en esos días. Así se sentó en el sofá frente a su psicólogo luego de ver por la ventana del consultorio el lindo paisaje hacia afuera.
Se miraron, el tipo esbozó una sonrisa amigable y quedáronse un momento en silencio, hasta que él dijo "¿Qué pasa Micaela?".
"No sé, estoy triste y cansada..." dijo Mica mientras miraba la ventana a la derecha de ellos y mientras el licenciado notaba por vez primera que debajo del vestidito de la paciente, no traía bombacha, y enseñaba una depilada y hermosa vagina. Un poco incómodo el tipo dijo "¿Cómo te llevás con tus padres, Mica?", ella respondió esa y otras preguntas estúpidas, contó que estaba todo bien, pero que algo le faltaba.
"Mire doctor, yo estoy triste porque mi novio ya no me quiere hacer más la cola, ni lamer el ojete, y yo no quiero coger, porque mi religión me lo impide" dijo, y en este punto, conmovida, un par de lágrimas cayeron por su mejilla rosadita. Impactado y algo descolocado ante tal declaración, y con la verga aún más dura de lo que estaba, su doctor le preguntó por su infancia y de aquella religión de la que le hablaba...
Ofuscada y bufando, Mica se dió vuelta en el sillón y, levantándo su vestido, le enseñó al doctor su cola y el consolador que ahí tenía metido, y dijo: "necesito pija y leche por la cola, doctor: ¡ESO!", y al terminar esa conmovedora declaración, se bombeó el ojete con su grueso consolador anal, enseñándole así al licenciado su pesar y necesidades.
Enormemente impactado el doctor se puso de pie e intentando tratar de controlar a su paciente, le quito el consolador del orto, lo puso sobre el escritorio, le introdujo dos dedos en el ojete y le dijo: "Micaela, tenés que comportarte!". Mica, por primera vez sonriente, le tomó la verga dura debajo del pantalón a su psicólogo.
"Me haría bien si me rompe el culo, doctor" dijo Mica con carita tierna mientras le bajaba el cierre, sin dejar de mirarlo a los ojos a su psicólogo, desabrochó el cinto, al tiempo que él le dedeaba con más intensidad el orto a la nena paciente. Enseguida ella al fin pudo tener verga gruesa y dura en su boca.
El psicólogo ya dedicado completamente a esta nueva tarea terapéutica, le tomó la cabeza a su paciente y le cogió con fuerza la boca. Al instante la jovencita se acostó en el escritorio, alzó sus piernas y ensalivando sus dedos, mojo aún más su ojete y pidió, educadamente, por favor que se la culeén.
 Mica feliz con su terapia
Mica aprendiendo por la cola en su terapia
Notando el psicólogo que la sesión se estaba saliendo de horario, no dudó en enterrar rápidamente su verga en ese orto apretadito y juvenil mientras ella desnudaba sus tetas, al tiempo que las masajeaba y que gemía bajito, mientras delicadamente se acariciaba la concha virginal.
Sacó el licenciado su verga tiesa de ese orto bien hecho y dilatado, miró ese espectáculo y luego la sonriente  carita de su paciente; y así, caliente y feliz por ese exitoso tratamiento siguió culeándosela duro, a su paciente
De repente si, invitó cordialmente a su paciente que se arrodille en la alfombra, "chupame la pija, pendeja puta, saboreá tu orto en mi verga" dijo el doctor. Y ella, feliz, accedió a tan dulce pedido, y mamó, y saboreó, y lamió toda la verga hasta que una abundante eyaculación le llenó la boca, y ella tragó feliz todo. Y dejando limpita la verga con lamidas y chupones, se puso de pie, se guardó en su orto caliente y dilatado el consolador sobre el escritorio, esperó sonriente a su psicólogo para salir de la sesión.
"Nos vemos el próximo martes, Micaela" le dijo al tiempo que le abría la puerta a una feliz Micaela; el terapeuta acercándose a la vieja le contó que habían progresado mucho en los conflictos de Mica, y esto tranquilizó a la vieja.
Micaela tendría terapia psicológica y anal todos los martes, y así aprendería y enfrentaría sus conflictos adolescentes, y sus ansias de verga y semen.

¿Micaela estuvo en el encuentro de dios con 1.003 pendejas? Todo parece indicar que sí: alabada sea!!!


viernes, 3 de enero de 2014

Vicky almuerza bien

Victoria llegaba feliz y cantando a casa, al fin, entraba, se sacaba los zapatos e iba hasta su dormitorio, y allí se sacaba y tiraba al piso la falda del uniforme de la escuela, e iba así hasta la cocina: la casa, en ausencia de sus padres, era toda suya, y podía darse el gusto de andar en culo por ahí, y le encantaba no cubrir su magnífico culo.
Fue a la cocina, puso música en la radio, bailó esas músicas estúpidas de moda, moviendo y enseñando su culo a un imaginario público, agachándose, inclinándose de modo tal de enseñar su divino ojete, dándose palmadas en sus glúteos, y riendo. Puso al fin luego de su baile feliz e imbécil, a hervir agua con sal para prepararse su almuerzo; abrió la alacena para ver qué había y pensar qué podía prepararse, mordiéndose pensativa el labio inferior entretanto. Vicky además, así pensativa, se chupaba un par de dedos y los ensalivaba bien para luego llevarlos al ano y dedeárselo al ritmo de la música, que además cantaba y no dejaba de bailar.
Tomó un paquete de fideos, el aceite, y la sal; busco la manteca en la heladera, y dejo todo eso sobre la mesada al tiempo que ponía a hervir los fideos. Victoria entonces se sacó los deditos del orto, los lamió y salió corriendo riéndose a su habitación, trajo de ahí su bolso y de él sacó, su grueso consolador anal que al instante enmantecó, y así, en una o dos maniobras dilatantes anales, estuvo a la vera de la mesada bombeándose el culo mientras se cocinaban los fideos, gimiendo y disfrutando, imaginando memorables culeos, aquella noche hace meses con su Amo; pensando lo mucho que necesitaba abundante semen de almuerzo.
Y metiéndose completamente la verga plástica en el orto mientras gemía bajito, apagó la ornalla de la olla de los fideos, se bombeó unas veces más su ojete hambriento, y finalmente sacó el consolador de su orto, lo lamió y saboreó cuidadosamente, y lo dejó en la mesa.
Seguidamente Vicky coló los tallarines, se sirvió su porción en un plato, le puso crema, y lo dejó en la mesa junto a su aún caliente consolador anal. Se rió, satisfecha, de lo puta que era.  
Justo cuando estaba a punto de entrarle hambrienta a sus fideos con crema, mientras cantaba una de sus canciones estúpidas, notó que alguien desde el pasillo la miraba. Se sobresaltó y atinó a ponerse de pie, pero el hombre intruso se abalanzó sobre ella y la retuvo en la silla.
"¿Dónde guardan el dinero tus viejos, nena puta? Si me lo decís no te lastimo" dijo el bandido mientras le miraba las piernas y la concha virginal desnudas de la asustada Vicky.
Y Vicky, de repente aliviada, y con gran calma y ternura supo decir con una carita de extremo amor y dulzura, notando en el pantalón el gran bulto cilíndrico que tenía ese señor malvado: "si me da pija y leche por la cola le digo todo lo que quiera, señor, no me mate sí".
Y el ladrón —que ya había soltado el fierro que portaba, comprendió así que debía ser un buen samaritano y dejar de lado la senda del crimen— dijo, luego de un instante de incredulidad y reflexión:
"¿Eh...? Qué mierd….... Chupame la pija, nena re puta".
Y liberó su verga ya tiesa frente a la carita de Victoria, que al instante supo tomar en su boquita y mamar con gran deseo y alegría, acariciando con su dulce lengua y paladar, todo cuanto pudiese saborear y disfrutar de esa verga, que no dejaba de succionar y recibir profundo en su garganta. Dios, cómo chupaba pija Vicky. El ladrón convertido en hombre de bien ya, tomaba a Vicky del pelo para cogérsela mejor por la boca, para darle mejor así su amor. Mientras tanto, la concha de Vicky estaba muy caliente y mojada, y ella se la acariaba con delicadeza; de igual modo, el ojete de Vicky exigía pija y se relajaba y contraía requiriendo alimento grueso y duro, urgente.
Fue así que en cuanto el gentil hombre le sacó su enorme pija de la boquita llena de baba y flema de Vicky, ella supo decir:"rompame el culo, amable señor, prometo luego decirle todo lo que necesite del dinero de mi papi", y mientras decía eso Vicky no dejaba de pajear esa deliciosa verga que milagrosamente le había llegado para disfrute y aprendizaje.
Y fue así que luego de certeras maniobras, Victoria quedó con la carita contra la mesa mientras entregaba su orto y se separaba las nalgas con sus manitos, para enseñarle al hombre el camino, ese ojete que, de una dulce estrellita rosada, dejaba ver la luz de una calentita cavidad que el buen hombre no dudó en culear hasta el fondo y duro, una y otra vez mientras Vicky pedía más y más, y gemía contándole a ese servicial señor lo mucho que le gustaba ser puta tragaleche, lo mucho que necesitaba y disfrutaba que le rompan el culo. Y Vicky agradecía entre gemidos y murmullos tener pija por la cola de almuerzo.

En la última etapa de la penetración anal el hombre le dió la siguiente sabia orden a Vicky:"metete el consolador en la boca y callate, putita del orto... no sabés cuanta leche te voy a dar, re puta". Y Vicky, feliz, hizo caso y chupó el consolador que recién se había metido en su cola, y lo sabores con delicia mientras uno tras otra las eyaculaciones le llenaban el ojete.
"Aquel hombre que había llegado como una amenaza, ahora era un buen señor que le había bombeado el orto" pensó gimiendo feliz Vicky mientras le sacaban la pija de la cola, ya habiendo desagotado toda su carga lechosa. Ella se quitó el consolador de la boca, le agradeció al tipo que veía a la nena que se había culeado e imaginaba una segunda ronda de culeo ante tan precioso ano enmantecado y roto.
Y aquí Vicky supo por instinto que debía hacer, y sonriente,  tomando el plato de los fideos frente a su carita, lo dejó en el suelo y se acomodó de modo tal que el semen en su recto escurra por su orto a los fideos, mientras miraba a los ojos del señor con sus ojitos de puta tragaleche, y agradecida al hombre dador de semen, escurrió un chorro de abundante y caliente leche de pija, desde su ojete, a los fideos, que no veía la hora de comer.
Vicky pasó su mano por su cola bien hecha, recogió el esperma que allí pueda haber quedado, se lamió la manito para higienizarla y rescatar cualquier rastro de ese liquido delicioso de pija. Luego tomó el plato en el piso, lo puso sobre la mesa se dispuso sonriente y hambrienta a comer sus tallarines condimentados con deliciosa leche de verga, saborizada a ojete.
No aguantando más la calentura, el gentil hombre le regalaría otra carga de semen a esa nena hambrienta, pajeándose sobre los fideos mientras ella comía, eyaculó aún más esperma en los fideos para que Vicky se alimente bien. Y Vicky no dejó ningún fideo en el plato, ni una gota de la deliciosa leche que había sabido ganarse.
El tipo le desnudó las tetas a Vicky y le dió un beso en cada una, sendas lamidas y, aunque Vicky quería más culeo, se fue; se fue sin robar nada y dejándose a él mismo y Vicky, importantes lecciones de vida y amor.

jueves, 2 de enero de 2014

Francesca se casa virgen, pero con el culo roto

Francesca había vuelto hace ya 5 años del encuentro divino de aleccionamiento anal y demás artes de admirable puta; y en ese tiempo habían pasado por su ojete miles de enormes pijas de alrededor del mundo, había sabido cosechar vergas y su nutritivo semen y enseñanzas anales; en su escuela, con sus amigos, con familiares generosos y cuánto hombre de bien, y verga gruesa, que se le cruzase. Ya sea en 4, arrodillada, o cabalgando pijas, ella era admirable en ello, y su ojete solidario y delicioso, inigualable.
Francesca sin embargo estaba a punto de casarse, con 19 años iba a casarse con aquel hombre que había sabido culeársela de un modo extraordinario, dulce y extenso; aquel hombre que había sabido alimentarla con litros de leche de gruesa verga, ya sea eyaculando profundamente en su garganta, o dentro de su recto para que ella lo rescatase luego y bondadosamente se lo trague agradecida.
Francesca estaba preciosa en su vestido de novia y muy nerviosa por esa noche tan especial, a punto estaba, a sólo media hora, de casarse con el hombre de su vida, para que al fin así casada en sagrado matrimonio, se la puedan coger, y esta vez por su virginal y deseosa concha. Y he aquí que mientras ella se daba los últimos retoques, revisando su precioso peinado, su blanco vestido, y el correcto depilado de su vagina y orto, para parecer toda una nena puta ya grande y muy lista; mientras ella se alistaba, apareció una vez más detrás de ella, su maestro, el Hombre que le había enseñado todo. Lo vió en el espejo y al instante se dió vuelta emocionada y fue a abrazarlo, llorando de emoción y amor, hace 5 años que no lo veía a su todo.
Mientras ella lo abrazaba amorosamente, Él le levantaba el vestido, corrío la bombacha y manoseaba el orto apretadito aunque bien roto ya, perfumado, calentito y siempre hermoso de Francesca. Recién cuando ya uno de esos lubricados y gruesos dedos la dedeaban profundo en el orto, Francesca se dió cuenta que eso no podía seguir porque en sólo quince minutos estaría casándose en sagrado matrimonio, y cuando estaba dulcemente diciéndoselo mirando emocionada  a los ojos de aquel hombre excepcional mientras le dedeaba el orto dijo: "supremo, me gustaría mucho que me culeés, pero debo glof gloof.. " y en ese último instante Él sacó su grueso dedo del ojete de Francesca, y junto a otro dedo, el índice, se lo metió en la boca para callarla, y hasta la garganta se los metió, para que ella saboree su delicioso ojete mientras él la  disponía de modo tal de que levantando el vestido convenientemente, se la pueda volver a coger por el culo con su ya gruesa y tiesa verga. Culeo nostálgico de amor.
Y así lo hizo, mientras ocupaba con sus dedos la boquita de Francesca, manteniéndola callada y chupando, le metió toda la enorme verga en la cola, una y otra vez se la culeó por ese apretadito esfínter anal que de algún modo también chupaba y exigía más pija, mientras Francesca gozaba también, aunque con algo de pena porque ya ha de haberse hecho hora de casarse y sin embargo estaba siendo re culeada, duro y sin piedad. Y lloraba por ello, y por el goce de ese dulce reencuentro con su maestro, que la castigaba duramente, deliciosamente...
Y así Francesca, con numerosos órgasmos y con la concha bien dilatadita y mojada, con ese ojete todo estropeado y bendecido, fue obligada a arrodillarse ante Él y abrir la boca mirándolo a los ojos mientras Él le acababa abundantes chorros de esperma de premio, para que ella beba. Y así lo hizo, sin desperdiciar ni una gota, sonriente ante el Todo, con algo de pena porque en ese momento debería estar casándose, pensaba... pero saboreando esa leche no podía no estar feliz, y tragó todo, y lamió la verga aún tiesa para dejarla limpita y brillante...
Y Él besó la frente de Francesca, se alejó de ahí dejándola arrodillada, pipona de semen, con el orto bien roto, y con una carita entre feliz y preocupada.. y ya casi yéndose Él le dijo "apúrate Francesca, aún puedes llegar a tu boda, mi hermosa puta del orto...".
Francesca miró el reloj y no lo pudo creer:estaba aún a tiempo; sin poder creerlo, porque aunque haya parecido que se hubiesen culeado por horas, sólo habían pasado 5 minutos, y así, extremadamente feliz, se acomodó un poco su vestido, y fue a su boda en perfecto horario y así, milagrosamente a tiempo, alimentada y bien cogida por la cola, se casó —virgen de la concha, como debe ser— y con la bendición anal y láctea de su maestro.
Esa noche su marido se la cogería duramente, en tanto que un juguete anal le ocuparía el orto, pero ella, maravillosa puta del orto, ya había tenido todo el culeo que podría desear... Por ese día al menos.