jueves, 20 de febrero de 2014

Marina y su comunión anal [extremo - sin censura]

Marina era la más linda del grupo, todos lo sabían, sus incipientes tetas y su ya magnífico culo destacaban en todas esas estúpidas a punto de tomar la primera comunión. Mientras avanzaba la ceremonia y las pendejitas emocionadas se acercaban a dar el bocado de ese manjar sagrado del pancito de dios, el cura Nicolás sabiamente la observaba particularmente a ella, conmovido y feliz por encauzar a esas jovencitas por el camino del amor y la fé. Y a Mariana además, para encauzarla en el camino del amor a la verga y el culeo duro.
Y así Nicolás tenía una dura erección bajo la sotana frente a todas esas niñas de 12 o 13 años y fue dándole el pancito a cada una de esas nenas abriendo su boca frente a él y entregándole la lenguita para que las alimente. La última de las jovencitas iba a ser Marina, y para ella iba a tener una hostia pancito especial, embebida en leche de verga que él le había producido (semen sacro), y así se lo depositó en la boquita para que ella lo trague sin chistar, frente a todos en la iglesia, frente a la familia de Marina y toda la congregación. Y Marina tragó sonriente, y Nicolás tuvo una abundante eyaculación con la verga enorme gruesa y tiesa en su ropa interior bajo la sotana. Trastabilló Nicolás y tuvo que tomar asiento. Enseguida se puso de pie y eyaculó la última de las cargas de semen en su calzoncillo mientras veía a Marina irse feliz a abrazar a sus padres.
Al finalizar la ceremonia cada una de las niñás saludó al padre Nicolás y cuando Marina lo hizo, sonriente y feliz dándole un beso y un abrazo a su sabio padre en la fé, fue que Nicolás le dijo susurrándole al oído con la una fraternal sonrisa en su rostro:
— Vení mañana a las 5, Marina…
Marina no entendió muy bien a qué venía eso, sonrió y lo quedó mirando confundida, pero supo acordarse de esas palabras en toda esa noche de festejos y charlas con amigas y familia, mientras saboreaba en su boca ese gustito extraño del que Nicolás la había alimentado. El amor de dios, el amor de la leche de pija de dios.
Al día siguiente Marina fue caminando con su vestidito de verano, sonriente y vivaz hasta la iglesia del padre Nicolás. Él la recibió alegre y la invitó a pasar, cruzaron la iglesia vacía y hablaron tonterías inocentes mientras llegaron a la piecita detrás del altar…
— ¿Para que me invitó padre Nico? — dijo Marina mientras tomaba asiento en la mesa tantas veces compartida con las otras chicas de la congregación.
— Quería proponerte algo Marinita, quiero cuidarte y enseñarte más cosas ¿sabés? Servite galletitas mientras busco unos papeles en la oficina — dijo Nicolás antes de salir de la sala.
Marina se quedó en comiendo una sabrosa galleta, y de repente descubrió un sobre sobre la mesa, lo tomó y lo volvió a dejar sobre la mesa. Notando que padre Nico no volvía y que el sobre estaba abierto, lo abrió y estudió su contenido.
Allí habían fotos de conocidas chicas de años superiores en la escuela y otras jovencitas, sonrientes y felices. Pero luego siguiendo la serie descubrió algo más, esas chicas estaban extrañas, con sus ojos y labios brillantes, con sus ojos lacrimosos aunque sonrientes, con sus caritas manchadas de chorritos de ¿... leche?. La cuarta de las imágenes era aún más perturbadora y ahí una gruesa verga llenaba la boquita de aquella renombrada alumna ya egresada… y la siguiente foto, no una, sino dos pijas tiesas e hinchadas cruzaban la carita de una jovencita sonriente que no conocía, y esas vergas le llenaban de leche la boca…
Con su corazón latiendo al máximo, nerviosa y confundida, Marina encontró una foto rarísima de una jovencita sonriente con la cola llena de la pene duro e hinchado y venoso de un señor que.. ¡era el padre Laura, su vecina! y mientras ese hombre le rellenaba la cola de grueso pene, otros hombres que eran el cocinero, el jardinero y varios padres de unas de sus amigas, se pajeaban alrededor y uno de ellos, le daba pija por la boca. 
Marina escuchó que el cura padre Nicolás volvía y guardó las fotos al instante, nerviosa e inquieta, sonrojada. 
— Perdón la tardanza, mi nena ¿están ricas las gelletas? — dijo un padre Nicolás acompañado por el jardinero y el cocinero.
— N.. no hay problema, padre… ho.. hola señor Martínez —
— Hola Marina, dijo el cocinero tomando asiento junto a la puerta mientras el cura padre se acercaba a Marina.
El cura Nico se sentó junto a Marina y mirando los ojitos de la niña le preguntó porqué estaba nerviosa, que no tenga miedo con él, que él la cuidaría, que sólo quería enseñarle algo lindo. Marina le sonrió tibiamente mientras olía el rico perfume de su cura padre Nico, el correspondió y delicadamente le acaricio la mejilla sonrojada al tiempo que hacía lo mismo con la concha virginal debajo del vestido de la nena mientras la miraba a los ojos y le hacía chistes tontos.
— ¿Viste que se siente rico? — dijo con voz suave el hombre.
— Sí, Nico.. basta, es lindo, pero… está mal, tengo miedo y esos hombres... — dijo con voz temblorosa Marina a punto de llorar.
— Jajaja, no está mal, ya viste las fotos, todas las chicas que elijo lo hacen: es amor… — dijo el cura Nico mientras tomaba suavemente ahroa con ambas manos la carita de Marina. Se puso de pie, ella también y él la abrazó dulcemente susurrándole al oído palabras de cristiano amor y felicidad, al mismo tiempo le bajaba la bombacha debajo del vestido hasta que ya había caído al suelo. En ese momento y con sus dedos rozando un ojete apretadito y rosado, le dijo una vez más y con la voz y la mirada más dulce posible, que no tenga miedo. 
Marina dejó un poco de temer y viendo a los ojos a su padre, sonrió tranquilizada. Luego él la beso en los labios muy suavecito mientras se desnudaba la pija ya dura y completamente erecta y ya fuera de su sotana.
— Arriodillate Mari, como cuando rezás a diosito…
Ella accedió con el corazón latiéndole muy fuerte y su ojete muy apretadito mientras lo miraba a los ojos a su cura padre dulce y gentil, pero inevitablemente también a esa temible y gruesa pija frente a ella.
— Lamela y verás que es rica y te tranquiliza, nena de dios… ¡es amor a dios y tu cura padre!
Marina tímidamente acerco sus labios a la pija, la beso y lentamente mientras miraba tiernamente a los ojos de su maestro, la fue lamiendo mientras se endurecía cada vez más ese pedazo de carne venoso.
— Lo hacés muy bien Marina, ¿ves como late y se endurece? Es porque lo hacés bien y sos muy fiel a la verga de tu cura padre amo y salvador. Ahora abrí grande la boca y metetela — le dijo a una obediente y ya caliente Marina mientras le desabrochaba el vestido para que se vean esas magníficas tetas de nena, y mientras la tomaba del pelo.
Los otros tres hombres se fueron acercando silenciosamente y se pajeaban entre risas y alabanzas a ese acto de amor, de amor de puta virgen.



De repente, el cura padre Nico se estaba cogiendo con fuerza a la nena mientras la alentaba con cuentitos de la biblia y festejos por lo valiene y mejor alumna que era; tanto se la cogió por la boca que hizo lagrimear un poquito a una entregada Marina. Pero tuvo piedad y saco su pija dura como piedra de la boquita de Marina y luego de besarte la frente le preguntó cómo estaba, si amaba lo suficiente a dios para seguir demostrándole su amor tragando vergas como la virgen María (virgen por la concha) y todas hicieron por él.
Ella no dijo nada, pero al instante y sin dudar se abalanzó obediente y feliz en ese papel de puta sagrada, a chupar esa gruesa y tiesa pija que su cura padre le regalaba, al tiempo que Nico la tomaba de vuelta del pelo y le daba pija, duro e intesamente por boquita y garganta, tanto así que no pasó mucho hasta que le llenase de semen la garganta a la jovencita; y ella supo tragar obnubilada recordando que ese era el misterioso sabor de aquel pancito santo de la noche anterior.
El padre Nico le exiguió que le extruje y lama su pija hasta dejarla limpita de leche de dios. Y ella obedeció entusiasmada feliz, aplicada y prolija, ya saboreando ese sabor nuevo tan rico y extraño. Luego de terminar esa operación, el padre Nicolás le tomó la mano a esa bella nena puta y la llevó arriba de la mesa y la hizo ponerse en cuatro ya desnuda. El padre Nicolás mientras se reestablecía invitó a sus camaradas a que le lubriquen y dilaten el ojete a esa nena virgen… y le dijo a una Marina en cuatro que lo miraba con cara de nuevo preocupada, y con culo entregado y paradito
— Te van a preparar la cola para el amor inmaculado, Marina, no tengas miedo, yo te cuido y la verga te hará la colita como a María el ángel gabriel se lo hizo — y le sonrío mirándola a los ojitos mientras Esteban, el cocinero, aceitaba sus dedos y luego los gluteos de la nena, para finalmente trabajar esa diminuta estrellita anal, haciendo que el aceite entre en esa ojete por saturación, para luego meterle un dedo muy suavemente propiciando la dilatación.
Y Marina gozaba que su curita padre la mire con tanto amor, gozaba siendo la puta dócil de esos hombres en verdad, y ser tan importante para ellos…
— Jaja, tiene un ojete muy apretadito y rosado — dijo Esteban al jardinero Pablo que a su vez masajeaba las tetas de esa pendeja puta mientras se pajeaba..
— Sí, es toda una puta deliciosa… no veo la hora de romperle el culo.
Y aquí fue cuando Marina miró preocupada a Nicolás..
— soy.. soy virgen Nico, no pueden hacerme el amor porque.. ¡es pecado!
— Mi nena, no te harán el amor por la concha, ¡ya que eso es pecado!, te harán el amor por la cola porque dios así les enseñó a las jovencitas que disfruten: ¡el amor anal y bendito!
Marina sigió con carita preocupada pero la mirada de su cura padre pajeándose frente a ella la tranquilizaba mientras ya tres dedos de el jardinero dificultosamente le rellenaban su ojete rosadito, calentito y apretado, para su deleite oculto…
De repente Esteban puso música de misa, y se dirigió de vuelta a la mesa a la que subió y ocupó el lugar del otro en lo que a dedeo anal respectaba. 
— Tenés que calmarte nena, relajá la cola y gozá que te rompan el orto como nena de dios —
Y así lentamente fue invadiendo con su vergota el culo de esa nena en cuatro sobre la mesa, lentamente mientras Marina quejosamente gemía y fruncía su ceño…
— Relajate, putita, ya tenés toda la pija adentro, ahora te voy a bombear y no te dolerá más después de un ratito…
— Hágalo despacito señor — retrucó bajito Marina por primera vez mirando a su culeador por sobre su hombro, pero él no escucho por la música en la sala y sus ganas de darle pija una y otra vez. Y así lo hizo, duro y constante se la culeo con gran disfrute y pasión. La verga entraba por un ano rosadito y castigado que de a poco se iba a amoldando a la verga y se dilataba receptivamente, Marina de a poco iba disfrutando cada embestida de verga y de repente dijo con voz bajita pero que todos supieron escuchar…
— Más duro por la cola, señor…
Y todos la festjaron sonrientes y alegres, tenían a su puta recibida:
— Jajaj, sí, puta de mierda, te voy a romper el culo y a llenar el ojete de leche..! Aleluya!
— Bien, Mari, estás aprendiendo mucho putita de dios, alabado sea dios, alabado seas tú, puta colita hambrienta!!!
— Qué flor de puta vas a ser nena hermosa…
Y un momento después Esteban estaba llenándole a esa nena el ojete de leche de verga, chorros pesados de semen llenaron su recto y ella no pudo creer ese milagro de amor y hasta dijo gracias…
Fue entonces el turno de Pablo que con urgencia procedió a culeárse a esa nena sobre la mesa y que con sus dos manitos abría sus gluteos invitándolo a que se la culée.. “dele señor, Pablo, deme pija, enseñeme”. Y así fue, un nuevo culeo procedió, intenso, duro y dilatante (aún más, porque la verga de Pablo era aún más gruesa). Pablo oró mientras le rompía el ojete a esa niña y Marina lo acompañó entre gemidos de puta, Pablo finalmente una vez más rellenó primero de repetidos bombeos bien profundo esa colita, y luego de esperma en abundancia a la dulce voz de amor siguiente:
— Ahí tenés puta, mucha leche en tu ojete, para que aprendas!
Y ella agradeció conmovida mientras lagrimeaba y miraba a su cura padre que la miraba severamente mientras se pajeaba frente a ella, abajo de la mesa en la que ella estaba…
Y Nicolás habló:
— Cagá el semen en el platito de las galletas, Marina…
Marina no entendió bien y se quedó mirando a su cura padre…
Yéste insistió:
 — Entendiste bien, estúpida, cagá el semen que te rellenó el orto, en el platito…
Y Marina accedió muy confundida, poniéndose en cuclillas sobre la mesa y el platito, y mientras miraba a su cura padre con cara de enfadado mientras se pajeaba severamente, cagó sobre las galletitas chorros gruesos de leche caliente que hace instantes le habían regalado.
Y Nicolás le ordenó que estudie el platito y que vea si había algo raro.. y sí: estaba sucia la leche. Marina se sonrojó y se arrodilló sobre la mesa tapándose la carita.
Nicolás se acercó y tomó una de las galletas bañadas en semen y se la dió de comer en la boca a Marina:
— Tragá, puta…
Y ella accedió avergonzada, pero comprobó que la galleta estaba aún más rica así, y vió como su cura padre le sonreía dulcemente ahora. 
— Hiciste todo bien mi nena amor, debemos bendecir tu ojete y lavarlo de las malas influencias sí — dijo Nicolás sin dejar de pajearse al tiempo que se subía a la mesa y de pie se dispusso a coger la boca de Marina sin mayor aviso, con mucha fuerza y amor la hizo vomitar sobre su verga, la hizo llorar y finalmente en una boquita completamente abierta, le acabó gruesas cargas de semen espeso y caliente que llenaron la boca de Marina, que tragó con hambre y deseo, y ella agradecida limpió a lenguetazos la pija y tragó hasta la última de las gotas que chupó de la verga aún tiesa.
Arrodillada, mirando con mucho amor a su cura padre dueño, dijo gracias papi, y le sonrió enchastrada como estaba. Quiero que me bautizen mi cola, Nico y chicos, no quiero estar más sucia!!!
Haremos el trabajo Mari, dijo el padre Nico ayudando a bajarse de la mesa a la nena, mientras le dedeaba el castigado ojete. Queremos que vengas el lunes que viene ¿cumplirás tu deber?, agregó.
— Sí, creo que puedo… — dijo insegura Mari al tiempo que el padre Nico le daba una bofetada en esa carita sonriente.
— ¿Creés? ¿¿Esa es dedicación que le darás a tu dios?? Creo que ni merecés que te bendigamos el orto, mirá..
— No, no padre cura mío… vendré y seré muy aplicada en mis deberes, le juro señores — dijo preocupado mirando a cada uno de los hombres riéndose en la habitación.
Nico sonrió suficiente, y dándole un beso en la frente a su Marina le ordenó que se vistiese, tiró las galletitas cagadas en semen a la basura y fue a buscar otro plato de galletas en la cocinita y un paquete de diversos regalos para la nueva mascota de la iglesia. 
Cuando Marina estuvo completamente preparada Nico le mostró los numerosos obsequios que les tenía preparado por ser una muy buena y fiel creyente putita. Y así le mostró un gran crucifijo cuya parte inferior no era otra cosa que un grueso consolador anal de plástico con forma de verga negra y bien cabezona. Luego un pote de dilatante e higienizante lubricante anal. Y para finalizar, el cura padre Nicolás le tenía preparado una dulce sorpresa:
— Pablo y Esteban te regalarán un bandeja de galletas encremadas para que compartas con tu madre y tu hermana, pero has de darles una última mamada a sus vergas— dijo Nico a una atenta Marina.
— Bueno señor padre mío — y Marina fue alegre a arrodillarse ante las vergas a chuparlas diligentemente saboreándolas profundamente, lamiendolas desesperádamente ansiosa por chupar una y otra sin desperdeciar ni un poquito de esos manjares…
Y así los hombres le pidieron que no siga y acabaron su semen caliente y abundante en las galletas que ella debía llevar para compartir en familia.
Maravillada y mojada Marina observó hambrienta el espectáculo… Los hombres envolvieron la galletas encremadas y se la regalaron sonrientes a la puta niña.
Y Marina fue con la bandejita hasta donde Nicolás que justamente rezaba el rosario. Y Marina guardó su grueso consolador crucifijo en la mochila, sus galletas…
— Tengo algo más Mari —dijo Nico, y ordenándole que chupe y ensalive el juguetito le levantó el vestidito, le corrió la bombacha y sacando el plugger anal rosadito de la boca, se lo metió el ojete para luego acomodarle la bombacha explicándole— ese juguetito lo usarás todos los días para educar la colita.
— Gracias cura padre Nico, fue re bueno explicándome todas estas cosas y darme amor —dijo al momento en que le daba un beso en la mejilla a su maestro.
— Bueno puta santa, vuelve a tu casa ahora, no te olvides de convidarles de tus galletas a tu mami y hermana… ellas entenderán, jaja…
Y así luego de despedidas dulces y llenas de amor, Marina volvió a casa con el culo roto y la pancita llena de semen, hecha toda una señorita en las enseñanzas del señor. 

jueves, 6 de febrero de 2014

Pamela en la oficina, con la cola bien hecha y con la pancita llena de semen

Pamela había conseguido un empleo de medio tiempo por las tardes luego de la escuela, por medio de contactos de su madre. Sorprendentemente Pame estaba feliz con su nuevo trabajo, y su madre también, al saber que su hija estaba aprendiendo y haciendo algo útil con su vida.
Así Pame iba esa tarde a la oficina vestida de mini ejecutiva, con una camisa y un saquito estrujando sus tetas, y una falda bien corta cubriendo apenas un magnífico culo paradito, ansioso y juvenil. Lo cierto es que Pame en el trabajo generalmente, luego de dedicarse a boludear en Facebook, hablando por teléfono con amigas, o preparándole algún café a “los chicos” en las oficinas, casi siempre se iba luego de no haber hecho ni una mierda rescatable, pero ese día era viernes y ella sabía que iba a tener una tarea adicional.
Llegaron así los primeros dos ejecutivos ya despojándose de su ropa formal, yendo hacia una Pame que educadamente se arrodillaba en la alfombra, y dulce y sonrientemente pedía “¿me da pija señ…?” siendo interrumpida por un vergazo que le llenaba la boquita para que ella empiece a mamar y lamer con gran docilidad y presteza, mientras con su mano pajeaba la otra verga esperando su turno de cogérsela por la boca.
Ah, era toda una dulce mascota puta esa jovencita. Llegaron así más ejecutivos desde la sala de reuniones y arrancándole la ropa a Pame fueron turnándose para coger la garganta de la pasante chupapijas, mientras la tomaban del pelo, o le escupían la carita, mientras se reían a viva voz de como mamaba esa dulce belleza puta y tragona.
Pame cuando pudo desocupar brevemente su boca llena, babeando atragantada pidió dulcemente con los ojitos llenos de lágrimas mientras sonreía “¿no me van a romper el culo, chicos?”, pero en ese instante fue vuelta a coger por la boca mientras le explciaban:
— No, puta tragaleche, hoy no te vamos a romper el culo, tenemos que seguir trabajando
Y así siguió la cogida bucal hasta que los dieciséis le dieron su leche de verga en la boquita y la hicieron tragar hasta la última gota, dejando la pija de cada uno bien limpita a lamiditas.
Y así, muy bien alimentada y con los labiecitos cansados aunque con ganas de que la cojan por la cola, la iban dejando a Pame hasta que le dejaron arrodillada sola en la alfombra, saboreando la mezcla de semen en sus labios y lengua y dedeándose el ojete entre tanto.
Pame se levantó y cuando iba a ponerse la bombacha sintió que detrás alguien la tomaba y dulcemente le decía:
— Te voy a romper el orto, puta hermosa…
Y ella sonreía viendo sobre su hombro y veía al gerente escupiendo su orto y puerteándola por la cola para inmediatamente empezar a bombeárla.
— Gracias señor, rómpame el orto papi, mmm… - decía Pame alegre de tener a su principe azul bombeándola por el culo como ella deseaba.

Y así esa gruesa verga se la cogío por el ojete profunda y dilatantemente para deleite de una Pame que gozaba con gemidos y grititos, aunque alguna lagrimita. De pronto, abundantes chorros de esperma le rellenaron el culo a la jovencita y, sin que ella tenga la oportunidad de que limpie y chupetée la verga de su principe azul, este se fue con el resto del grupo a continuar trabajando.
Y así quedó Pamela dedeándose el ojete lleno de semen que con sus deditos en el culo intentó rescatar para comérselo enseguida, mientras se masturbaba la virginal conchita, y con esos ojitos de enamorada pensaba en ese cortés hombre que se la había re culeado y que seguro que la quería por lo que era...
Ah, qué trabajadora adolescente que era Pamela, y qué feliz la hacía todo lo que aprendía, tragaba, le rompían el culo y la querían esos hombres.    

      

sábado, 1 de febrero de 2014

Julia quería semen del padre de su amiga Sofía


Julia había llegado temprano a casa de Sofi, y fue invitada a pasar por su amable —y vergón— padre, quien le explicó que pronto llegaría Sofi. Y así Julia había sonreído dulcemente, dándole un tierno beso en la mejilla antes de pasar; èl le había deseado el culo mientras caminaba hacia el living detrás de ella.
— Tomá asiento Julia, en cualquier momento llegará Sofi. Yo voy a estar en la cocina, cualquier cosa avisame... — le dijo, severo a la nena.
— Bueno señor, si quiere puedo ayudarlo… — dijo dulcemente mientras tomaba asiento en el sillón.
— Gracias nena, cualquier cosa te digo — respondió el padre recorriendo con su vista una vez màs el cuerpo precioso de esa pendeja puta amiga de su hija, y se fue a la cocina.  
La espera de Juli se hizo algo extensa y el delicioso aroma proveniente de la cocina, y sus ganas de verga del papá de su amiga, la llevaron hasta la cocina.
— Mmm, qué es eso que huele tan rico señor! — dijo sonriente cuando llegó junto al hombre, mirándolo obnubilada mientras se mordía el labio inferior.
— Jaja, es un plato especial, quizás puedas quedarte a cenar con nostros… está casi listo!
— Ay, me encantaría señor Tomás!!! — dijo con un sonrisita aún más dulce, al borde de la mesada en la que se apoyó para mejor mirar a su cocinero esa noche.
Juli habló así con ese hombre, le hizo preguntas estúpidas entre risitas de puta, y procuró que vea debajo de su falda su hermosa vagina adolescente y depilada que tenía para él, y su hambriento orto rosadito y deseoso, ya sea poniéndose en puntas de pie tratando de alcanzar algo de la alacena, o sentandose provocativamente sobre la mesada .
Logrando ella su objetivo rápidamente, hizo que la verga de Tomás se note bajó el pantalón. Al instante él, mirando profundamente los ojos curiosos y ansiosos de Julia, propuso, dejando el cucharón y el repasador sobre la mesada, y acercándose a la flaquita, mirándola de un modo lascivo aunque sonriente  “¿Querrías un bocado antes de cenar, Julia?”
Ella se bajó de la mesada, más aún se acercó nerviosa al padre de su amiga y éste supo qué hacer al instante ante esa tímida reacción de puta, y así, dúlcemente, la tomó del pelo y la hizo arrodillarse y le coinvidó de su gruesa pija endureciéndose rápidamente. Ella mamó, tímidamente durante un instante, pero enseguida supo atragantarse en verga, desesperada por tragar cada pulgada de esa deliciosa pija mientras miraba a los ojos a su cocinero bondadoso que al mismo tiempo tomandola del pelo, brutalmente le cogía la boca para deleite de ambos. Luego de un rato de cogida bucal intensa, Tomás dispuso a la pendeja sobre la mesa de la cocina y aceitando su verga, procedió a culéarsela bien duro por ese ojete virginal aunque juguetón, mientras Julia gozaba de un modo descomunual y con sus deditos jugaba en su concha mojada y caliente.
Lentamente entonces procedió Tomás a llenarle el orto de verga a esa dulce nena puta, tiernamente al principio, pero duramente enseguida, supo entrarte por el ojete disfrutando lo apretadito y caliente de ese ano, lo maravilloso de esas tetas sacudiéndose al ritmo de la culeada, y las palabras de puta experta de Julia pidiendo más más duro que se le rompa bien el culo, que se lo llene de leche, que era una putita muy sucia y hambrienta.
Justo cuando Tomás le rellenaba de semen el ojete a Julia, alguien entraba a la casa. Una y otra vez las eyaculaciones coparon el recto de Julia, hasta que Tomás sacó su pija y Julia se abalanzó a dejar limpita y tragar las gotitas de semen restantes en la pija.
Julia se puso de pie, besó en la mejilla a su dulce dador de leche por la cola, y mientras se acomodaba mínimamente la ropa, él iba a ver quién acababa de llegar.
— hola papi, perdón que haya llegado tar… — digo Sofia deteniéndose al ver que su papá ocultaba una dura erección debajo del pantalón.
— Hola Sofia, no hay problema, te estabamos esperando con Julia, desde hace un rato largo.. tomá asiento que vamos a cenar — le dijo, severo, a la hija.
Sofía también saludó a su amiguita llegando despeinada y colorada de la cocina, y ahí lo supo todo: ese lejano olor a culeo, a leche y a vagina mojada mezclado con el de la comida lo decían todo, esa carita de nena reventada en Julia, todo, claramente indicaba que su papá se había cogido por la cola a su amiguita. Y no a ella.
La cena fue tensa, Sofia estaba celosa, y Julia sonriente no dejaba de mirar a Tomás mientras una gota de semen corría por su ojete mientras cenaba ese delicioso plato.
Luego de que terminaran de cenar, Tomás fue a buscar frutas que invitó a su hija.
— Servite una fruta, hija.. tu amiga, por haberme ayudado en la cena, se merece algo especial — dijo, y yendo junto a la invitada, le volvió a tomar el pelo mientras le llevaba la verga a los labios.
Julia no pudiendo creer esa situación, no resistió la tentación y tiernamente mamó la gruesa pija del padre de su amiga mientras Sofia miraba incrédula desde el otro lado de la mesa.

Sofía moría de celos al ver esa escena, y Julia aunque confundida mamaba esa gruesa verga que hace instantes le había roto el culo, y que apenas entraba en su boquita, con presteza y deseo. Y fue ahí cuando el padre dijo mirando a su hija:
— Para que aprendas a portarte bien y llegar temprano, te quedás ahí y mirás todo lo que te perdés.
Tomás le cogió hábilmente la boca a Juli, le chupó las tetas y se hizo una turca entre esas magníficas tetas adolescentes; le escupió el ojete ya dilatado y rápidamente y una vez más se la reculeó a la vista de su hija, le dilató a a la dócil Julia el orto para que su hija vea bien del otro lado de la mesa lo que causaba por llegar tarde sin avisar. 


Finalmente , usando el plato que hace instantes había usado para comer, le indicó que cagase el semen calenttito de la culeada de recién, junto a los restos de la otra hace un rato, y que se lo coma como postre.
Juli timidamente accedió, en cuclinas hizo que abundantes chorros de leche de verga corran de su ojete al plato, y se los sirvió para lamer el plato, e incluso usó un pancito para limpiar el plato y no dejar ni una gota, mientras miraba a su amiga que no podía creer esa escena.
Tomás, satisfecho, dijo “buenas noches” y se fue a su dormitorio.
¿La amistad de Sofía y Julia se terminaría? ¿Tomás había cambiado para siempre de preferida a Julia por Sofía? ¿Por qué llegó tan tarde Sofía? ¿Estaba iendo culeada por un grupo de empresarios que mucho más semen le regalaron y le hicieron tragar para su deleite?
Aaaah, tantos interrogantes en esta historia de amistad, amor anal, putas, lecciones y familia….